De Rodó a Elvis Presley y John Lennon

Daniel Mazzone
5 min readMay 31, 2021

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“¿Será de nuevo la juventud (como en la antigua Grecia) una realidad de la vida colectiva, como lo es de la vida individual?” se preguntó Rodó en 1900. Y un día de 1954, un camionero de 19 años entraba a un estudio de grabación y nacía el rock and roll. Empezaba una revolución cultural que cambiaría el mundo.

Daniel Mazzone

En 1900, los jóvenes no existían como sujeto colectivo. Eran una especie de pre-adultos a la espera de que se los considerara aptos para empezar a contraer responsabilidades. No había mucho tiempo vital: la expectativa de vida al nacer, en Uruguay en 1900, era de 47 años para los hombres y 49 para las mujeres.

Lo cierto es que ni las industrias, ni la cultura o la moda les prestaban atención, más allá de individualidades o minúsculas vanguardias que se despegaran intuitivamente.

En 1900 Rodó publica Ariel, escrito bajo la impronta del cambio de siglo y sobre todo de la violenta incursión de los Estados Unidos en Cuba y Puerto Rico, expulsando a España de sus últimas posesiones coloniales en América. Y por primera vez Rodó habla explícitamente de la juventud, desde la dedicatoria del libro “A !a juventud de América”.

La concepción de Rodó es profunda: el mundo necesita renovarse y no hay mejor agente de cambio que la juventud. También América latina depende de sus jóvenes, de que se decidan a jugar un nuevo rol y ocupen el espacio social que les corresponde.

Rodó no solo vaticina que los jóvenes habrán de jugar ese rol que les augura en el futuro; los convoca a jugarlo. Escribe Ariel para fijar los parámetros que él mismo, a sus 28 años, entiende deben constituirse en las pautas para un programa de toda una generación.

Tal como los padres fundadores de los Estados Unidos, que se preguntaron cuándo había sido más exitoso el poder y se inspiraron en la antigua Roma, Rodó se preguntó por otras armonías; se interrogó sobre el factor que hizo de Grecia esa piedra basal de la historia de Occidente. Y en esto es contundente: “hubo una vez en que los atributos de la juventud humana se hicieron, más que en ninguna otra, los atributos de un pueblo, los caracteres de una civilización, y en que un soplo de adolescencia encantadora pasó rozando la frente serena de una raza”.

La razón de estas preguntas

Rodó se formula estas preguntas porque le preocupa América latina; la ve problemática, indecisa, enredada y distraída por algunos índices productivos favorables, pero débil, sin solidez y sin el músculo que exige un mundo que la reconocía solo como proveedora de materias primas y destinataria de sus manufacturas.

América latina es, en febrero de 1900, cuando se publica Ariel, quizá ni siquiera una promesa, apenas un conjunto de países pobres, con oligarquías ricas y encandiladas por París, Londres, Boston o Nueva York. En particular el Uruguay desde el que Rodó escribía, se encontraba en medio del paréntesis entre dos guerras civiles como la ya vivida de 1897 y la que podía presentirse, de 1904.

En ese marco complejo, Rodó ensaya su primer diagnóstico de Uruguay y la región. Y su conclusión primaria, es que América latina, como parte indivisible de Occidente, debe inspirarse en aquella Grecia a la que al nacer, “los dioses le regalaron el secreto de su juventud inextinguible. Grecia es el alma joven”.

Por esa misma razón más adelante se pregunta: “¿no nos será lícito, a lo menos soñar con la aparición de generaciones humanas que devuelvan a la vida un sentido ideal, un grande entusiasmo; en las que sea un poder el sentimiento? ¿Será de nuevo la juventud una realidad de la vida colectiva, como lo es de la vida individual?”

Ha habido algunos así llamados intelectuales que se han mofado del hilo conductor que Rodó establece entre Grecia y la América latina. Pero ya se sabe que quienes lo han leído mal sin entenderlo, forman legión. Desde mi punto de vista, este enfoque encierra la sagacidad de los pioneros, la lucidez de la mirada original, y la certidumbre del que sabe de qué habla.

Tan apropiada fue su mirada, que el mundo le respondería en solo 50 y pocos años más, después de dos guerras mundiales y el cataclismo de 1929. La juventud irrumpió y ocupó su lugar; a su manera, dándole todo el poder al sentimiento y la espontaneidad, sin que nadie los convocara.

Lo primero que supieron los jóvenes fue lo que no querían: la guerra y la discriminación, y la lista se seguiría alargando. Y estalló en París en 1968 y en Woodstock en 1969 y en en Montreal, donde John Lennon grabara por primera vez, el 1 de junio de 1969, “Give peace a chance”. Y también en China, en 1989, cuando los jóvenes ocuparon la explanada de Tiananmen para decirle No a la asfixia de la represión.

Rodó habría saludado esta explosión genial de John Lennon, que cuando escribe Give peace a chance, tiene los mismos 28 años que él tenía cuando publicó Ariel. La revista Rolling Stone cifra los comienzos del rock and roll en 1954, (2) cuando el camionero Elvis Presley entró por primera vez a un estudio de grabación. Tenía 19 años y se transformaría en uno de los primeros íconos de la verdadera revolución cultural que comenzaba.

En la década de 1960 el mundo ya había realizado enormes cambios; la esperanza de vida al nacer, en 1963, era de 65,5 y 71,6, para hombres y mujeres respectivamente. Iba a ser la década del nacimiento de internet. Y la del comienzo de la era de la juventud.

Se diría que los 50 años transcurridos entre Rodó y Elvis Presley o John Lennon, podrían ser los años del precalentamiento, cuando sin entender ni preocuparse por la forma en que sus mayores veían el estado de las cosas, los jóvenes entraron a la cancha grande de la historia a la manera propia, “con el poder del sentimiento” y abriendo a tientas la puerta, inundaron el mundo de una onda que no muchos entendieron, porque venía cargada de futuro.

(1) Cra. Lazo, Alicia Mariella, 2013. La esperanza de vida al nacer en Uruguay a lo largo de los siglos XIX, XX, XXI y sus probables valores futuros.

(2) Rolling Stone, 2004. Los 50 momentos que cambiaron la historia del Rock & Roll

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Daniel Mazzone

Magister UdeSA, Buenos Aires. Libro más reciente: Máquinas de mentir, “noticias falsas” y “posverdad”, Buenos Aires, noviembre de 2018